En Fuell estamos comprometidos con el trabajo en remoto, ya desde nuestra concepción como compañía, y en los últimos meses hemos podido poner en marcha diversas estrategias que nos han ayudado a desarrollar nuestro trabajo sin estar todos en la misma oficina. En el post de hoy queremos recoger algunos de los aprendizajes que más nos han ayudado a optimizar las horas que pasamos delante del ordenador por si pueden serviros para gestionar vuestros equipos en remoto.

Crea tu oficina en casa

Tener un lugar donde se trabaje es fundamental. Es verdad que una vez tienes un portátil puedes llevar a cabo tus responsabilidades desde la cocina, desde la terraza o en tu cama, pero nosotros hemos detectado que la concentración es mayor si tenemos un rincón de la casa dedicado a ser la oficina.

Esto te permite “ir” físicamente al lugar donde trabajas y poder desconectar con mayor facilidad para que la jornada laboral no se alargue durante todo el día. También contar con una silla y una mesa cómoda mejora la postura y con ello el bienestar de las personas aunque desarrollen su trabajo en remoto.

Este rincón debe ser un lugar donde haya buena conexión a Internet, que no sea muy ruidoso (por ejemplo, que esté cerca de la televisión) y con una iluminación aceptable. Si consigues reunir todas estas características ya tienes mucho avanzado.

Actualmente hay empresas que ofrecen ayudas económicas a sus empleados para renovar su mobiliario de oficina casero, y las tarjetas Fuell pueden ser un instrumento para facilitarlo.

Elimina en lo posible las distracciones

Una tentación del trabajo en remoto es a distraerte con tareas domésticas o con otros habitantes de la casa que no estén en tu misma situación. Nosotros recomendamos siempre decidir de antemano en la medida de lo posible cuáles van a ser las horas en las que se trabaja y cuáles son las dedicadas a socializar o a poner lavadoras.

Sigue una rutina

A las personas nos encantan las rutinas incluso cuando no tenemos que hacer nada, así que, aprovecha esta característica y planea con antelación a qué hora empezarás a trabajar y los pasos que darás hasta ahí para mejorar tu concentración. ¿Te gusta empezar el día con una ducha y un buen desayuno? ¿Prefieres ponerte a trabajar y al cabo de dos horas tomarte el primer café? ¿Haces una lista para ir tachando tareas a lo largo del día? Crea un ritual que te ponga en situación de comenzar tu jornada laboral (y si te sirve, otro para terminarla).

Utiliza las herramientas que te ayuden a trabajar de manera más eficiente

Sobre el uso de herramientas no nos vamos a extender porque ya hemos hablado largo y tendido en algún post anteriormente. Quédate con la idea de que no es necesario usarlas todas pero sí es necesario utilizar las que necesites para simplificar tus tareas y ganar tiempo.

No te olvides del contacto humano

Teletrabajar te puede llevar a aislarte, sobre todo si te cuesta desconectar al final de la jornada. Ponte una hora límite y cúmplela, e interactúa con otras personas si puedes o si lo necesitas.

Hablar con amigos y salir un poco de la “oficina mental” te va a ayudar a tener ideas diferentes de si vivieras siempre en el bucle del trabajo y además ¡es más divertido!

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